Invertir en un local comercial entre varios socios o familiares puede ser una excelente manera de acceder al mercado inmobiliario sin asumir todo el capital o el riesgo individualmente. Sin embargo, como en toda inversión compartida, es fundamental establecer una estructura legal clara desde el principio y definir bien los acuerdos para evitar problemas en el futuro.

A continuación, repasamos las principales fórmulas legales disponibles y algunos consejos prácticos para hacerlo con garantías.

¿Por qué invertir en conjunto?

Repartir la inversión permite:

  • Reducir el capital necesario por persona.
  • Diversificar el riesgo.
  • Compartir responsabilidades y gestión.
  • Acceder a mejores ubicaciones o activos de mayor valor.

Es una estrategia común entre amigos, familiares o pequeños grupos de inversores que quieren iniciarse en el sector o ampliar su cartera sin asumirlo todo individualmente.

Formas legales más habituales

  1. Copropiedad (proindiviso)
    Es la fórmula más simple: todos los compradores figuran como titulares en la escritura, en proporción a su aportación. Cada uno posee un porcentaje del local, aunque no se divide físicamente.
    • Ventajas: no requiere constituir una sociedad, es rápido y económico.
    • Inconvenientes: las decisiones deben ser conjuntas, y vender una parte puede complicarse.
  2. Sociedad limitada (SL)
    Se crea una empresa donde cada socio aporta capital y recibe participaciones. La SL compra el local a su nombre.
    • Ventajas: permite una gestión más estructurada, delimita responsabilidades y facilita la entrada o salida de socios.
    • Inconvenientes: implica trámites de constitución, obligaciones contables y fiscales.
  3. Sociedad civil
    Una fórmula intermedia, más flexible y sencilla que una SL, pero con menos protección legal.
    • Ventajas: fácil de crear, sin necesidad de notario.
    • Inconvenientes: los socios responden con su patrimonio personal ante deudas.

Consejos prácticos antes de invertir con otros

  • Formalizar un acuerdo por escrito desde el principio, incluso si hay confianza personal.
  • Definir claramente los porcentajes de propiedad, aportaciones, derechos y obligaciones.
  • Establecer qué pasará si uno de los socios quiere vender, salir o no puede pagar su parte.
  • Designar a una persona (o gestor externo) para la toma de decisiones operativas.
  • Consultar a un asesor fiscal y legal antes de firmar nada. Las implicaciones pueden variar según el tipo de sociedad y la finalidad del inmueble (alquiler, reventa, uso compartido, etc.).

Invertir en un local comercial entre varias personas es una estrategia cada vez más habitual, y bien estructurada puede ser muy rentable. La clave está en elegir la fórmula legal adecuada, definir los acuerdos con claridad y contar con asesoramiento profesional desde el inicio.

En Brickbro, te ayudamos a identificar oportunidades de inversión y te asesoramos en todo el proceso, tanto si inviertes solo como en grupo.

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